EL ESPIRITU DE LA VERDAD (Mje publicado por New-Prometheus-007 el 08/02/2008 en MSN Groups)

Hermanos nuestros:

« Entre el Espíritu y la Letra, la sabiduría indica quedarnos con lo primero y por mucho más importante, único, real y verdadero. El Espíritu es Principio y Fin universal de todas las Cosas .. después de todo, la letra estará siempre sujeta a la interpretación que de ella haga el hombre, a la imperfección de sí mismo, a la debilidad de su carácter, a su falta de voluntad y a su desconocimiento cierto de la grandeza, transcendencia y dones de la verdadera Libertad del Espíritu (ésta última, restringida por los límites que, en su humanidad, él mismo se ha auto impuesto en detrimendo de su propia consciencia y de los ojos de un alma - aún hoy día - generalmente ciega a la luz y la verdad de su vocación eterna » Marcelo Martínez (20 Nov 2007)

« Hoy en día, y éste constituye un serio y verdadero problema como obstáculo a la comunicación, que es vida y expresión del espíritu libre, se ha perdido el sentido original de las palabras. Se desconoce su significado, se confunden unas con otras, se usan a la ligera y, con ello, el valor de lo que se quiere decir se desvirtúa para mal. Es decir, la interpretación literal que se hace de las palabras, y su uso indiscriminado, acarrean siempre error, desviación y confusión, cuando su espíritu - de estar verdaderamente presente - por consecuencia de su afinidad debiera convertir sus frutos en frutos de Luz y entendimiento.

Recordemos que, sin embargo, muchas veces nos es posible distinguir más facilmente - por que es evidente siempre en estas condiciones cualquier traza o rastro - indicios del espíritu discordante de quien usa las palabras, antes que el mismo espíritu que originalmente se diera a su significado auténtico y real. Lo que quiere decir que el hombre se empeña siempre, movido por esa terrible actitud egocentrista que tanto le caracteriza, en convertirse él mismo, en centro y medida de todas las cosas:

Su interpretación se ha de anteponer siempre a la Verdad misma, y eso equivale a ser soberbia, detracción, prevaricación y actitud supremática.

Es fácil identificar, con nuestro discernimiento, cada vez que se presenta éste vicio del intelecto. Basta observar con detenimiento para darnos cuenta que, personas así, siempre adoptarán posturas autoritarias, sabihondas, inflexibles, dogmáticas e intolerantes (rápidas para señalar los errores de otros, y cargar con la culpa de todo mal, especialmente para encubrir la responsabilidad de sus propios errores y prevaricaciónes, a chivos expiatorios, leyendas negras, y conspiradores de toda índole, producto de su imaginación). Jamás se le verá dudar de sí mismos, juzgar su propio obrar, analizar con objetividad imparcial y despersonalizada su propia actuación, sus intereses y motivaciones, asumiendo - en ello - la actitud reflexiva, humilde y sincera de quien busca con nobleza legítima y pureza de intención la verdad, aún a costa de afectar sus creencias ó debilitar su posición ante los demás.

La experiencia nos lo dice, si no lo hubiera dicho antes y confirmara el Espiritismo, con sus verdades y principios doctrinarios: La Verdad es incompatible con el Des-Amor. Los hombres somos muy propensos a la mentira, como es propensa nuestra materia al deterioro, la corrupción, el vicio y la muerte. Para conocer la Verdad, para aproximarse siquiera a ella, aspirar emprender el camino y partir en su búsqueda, se precisa de valor, determinación, decisión y mucha sinceridad. El camino de la Luz es largo y difícil. Implica un alto grado de sacrificio, desprendimiento y generosidad. Por supuesto, actitudes del ego, como las antes mencionadas, constituyen verdaderos obstáculos.

Cuando alguien se nos presenta tan seguro de lo que dice, pretendiendo darnos lecciones de saber y conocimiento, razgando sus vestiduras y dándose a sí mismo tantos baños de pureza, no importando de quien se trate, ní de donde tome sus argumentos, sabemos que lo único que defiende es su posición y que trata de justificar, con la confusión y controversia que genera, sólo los intereses particulares de su propia y muy personal causa (que en definitiva no es la Causa de la Verdad Universal, la Justicia y el Amor, que es la Causa de todos). Dudemos de sus intenciones (la causa), pero, más aún, del efecto que su tergiversación de la Verdad procura ocasionar (consciente ó inconscientemente) y, de hecho, llega a causar en detrimento del Progreso y los frutos reales de las verdaderas Obras de la Luz.

Estamos advertidos. No todo lo que brilla es oro, sepamos distinguir cuando los lobos se nos presenten vestidos de oveja! » Marcelo Martínez (24 Nov 2007)

Suyos, siempre y más allá.

Transcripciones realizadas por sus Hermanos del Sur de Texas, a las Puertas de la Unión Americana