COMUNICANTE: CONFUCIO - Bs. As. Argentina. 14 de Enero de 2011.

El triunfo del guerrero es la virtud que tiene al enfrentarse en el escenario del mundo que se compone de la soberbia y la supremacía que sólo esclaviza a la humanidad en los distintos ídolos que adoran y adorarán.

La adoración del ídolo suplanta a la razón en muchos casos por eso los ídolos de piedra y barro y el becerro de oro suplantan a la Justicia, pues los ciegos que deambulan por la Tierra se creen sabios y juzgan los hechos con las creencias de sus conciencias dormidas en el sueño que llaman realidad, que está condicionada por el prejuicio y la soberbia.

Quieren los soberbios, los déspotas ilustrados en los ídolos del Cristo, ver la luz e impartir justicia a los demás hombres. Sólo imparten las magias del Cristo y el Cayado del Pontificado que esclaviza a gran parte de este mundo para llevarlo a la guerra inevitable, para saciar su ansia de sangre y explotación en donde el Sumo Sacerdote bendice las armas para asegurar su reinado.

El Dragón insaciable de sangre humana se irá con los galardones al mundo primitivo con sus seguidores.

Vosotros en el lugar en donde os encontráis planificaréis las estrategias pertinentes para desenvolveros mejor con el mundo y vuestros objetivos a seguir, que el Padre cuida de vosotros para continuar vuestro derrotero.

El hombre muchas veces en la vida tiene aprensiones, temores que lo invaden, en su diario tragín en el mundo: es inevitable esto en ocasiones pero el hombre se fortalece al observar sus miedos y en enfrentarlos en la medida de lo posible. Pues el guerrero que es la conciencia que hace luz en sus limitaciones (abandonando la soberbia) puede templarse en la batalla diaria que le presenta su existencia.

El guerrero que es humilde puede enfrentar sus temores y vencerlos venciéndose a sí mismo y siendo provechoso para sus logros en la vida que le ha tocado.

El soberbio que está sepultado en sus pasiones y a través de esto engrandece su ego y lo usa como arma contra otros se sumerge en la lujuria de su descontrolada vida llena de tropiezos por no ver la luz, y creerse lo que no es, es esclavo de su propia oscuridad, observaréis esto en el mundo.

Vosotros estaréis protegidos para continuar el camino pues vuestra lámpara estará encendida para iluminarlo.

La soberbia y la egolatría apagan la luz. La humildad y la inteligencia abrillantan la llama.

La alquimia continuará curando la materia de los justos, cambiando las materias con ella para permitir que vuestro camino sea más seguro.

La paz esté en vosotros, y continuad el camino siempre adelante. Siempre más allá.

CONFUCIO.