A la hora del reencuentro... (Mje publicado el 06/10/2008 en MSN Groups)

Bueno, luego de haber transcurrido un tiempo en el que por distintos motivos nos hemos mantenido distantes de la publicación de comunicaciones; llegan tiempos de nuevamente reemprender esta tarea, pidiéndoles hermanos que sean pacientes al momento de esperarlas.

Espero poder en esta parte ser un tanto más activo en el estudio de los comunicados de los Maestros. Y voy incluso a introducirlos en una cuestión por la que Miguel y yo hemos pasado horas enteras discutiendo por una resolución que nos deje a ambos satisfechos, no en el sentido de conseguir pactos que escapan a nuestra voluntad; sino por el hecho de sentir que comprendemos cuál es el lugar que le corresponde ocupar a cada punto en el trazado de nuestra existencia.

El punto a observar son las mediumnidades: estas antenas superfinas que conectan lo desconocido a los ojos y oídos materiales; y nos traen desde la eternidad aquellas respuestas sutiles a preguntas concretas y problemas con los que uno debe enfrentarse en el día a día. Nuestra polémica estriba en el hecho que si uno no posee puntualmente la mediumnidad parlante, auditiva o visual; ¿puede ser de provecho a una Escuela espiritista? ¿O debe uno comportarse como un creyente en el sentido de ir los domingos a una sesión, y salir de allí sin nada más que la observación de que uno no posee la posibilidad de observar otros mundos, o el interior del alma de un hermano para poder ayudarlo?

Me referí puntualmente a la mediumnidad parlante, auditiva, o visual, porque yo también leí los libros de Trincado, es decir, uno sabe que en los momentos de sutilezas uno puede llamar con el pensamiento a una persona, imprimir sentimientos profundos en unos versos o pentagramas; o sentirse llevado por ellos a otros mundos en la imaginación, como quien sueña despierto. O los sueños… bueno, con los sueños puede que hayan muchas conexiones en ese aspecto, conexiones con el mundo espiritual me refiero, pero se escapan entre las dubitaciones que uno les imprime a los sueños; y a la gran fuerza y energía que siente uno al verse despierto. Por eso me referí a estos tres aspectos en particular de las mediumnidades concretamente, sabiendo que son los más llamativos e interesantes de los fenómenos espiritistas; o al menos desde mi punto de vista.

Entonces, vayamos al meollo del mal rollo; si bien quisiera que fuera Miguel quién expusiera con sus palabras su punto de vista, habré de hacerlo yo en este momento por no encontrarse él a mi lado: Su postura (resumidamente) es que si no se tiene la mediumnidad, o la capacidad de producir un fenómeno; en la Escuela los hermanos han de sentarse en la grada, a leer libros. Y yo, sin querer torcer lo que por Justicia (Fatalidad) no se puede torcer; lo entiendo al revés. Precisamente las mediumnidades han de estar para conectar a los hombres con aquello que es lo más elevado de sí mismos, que es la inteligencia (por darle un nombre puesto que comprendo muy bien que cada hermano observa al espíritu como elevación de sí mismos aunque todos les pongamos distintas etiquetas). Quizás yo me confunda, en el sentido de que la mediumnidad tal como la palabra lo dice, es un medio, para llegar a un fin; y quizás mi error esté en poner más ahínco en el medio, y no tanto en el fin. Pero cómo no ponerlo, si lo que la mediumnidad establece es una conexión con aquello que es superior a lo que cotidianamente observamos, y con lo que cotidianamente lidiamos. Uno se siente atraído por el fenómeno, no por ser un fenomenista, sino porque la curiosidad me llama a querer comprender qué se oculta detrás del velo de la ignorancia. Y es como si a uno le pusieran una doble carga; en el sentido de que no cuento con la mediumnidad, y segundo, con que debo someterme al que si la tiene; en el sentido de estar sujeto a lo que él quiera ó pueda participarme o no de aquello que es lo desconocido.

Ahora bien, Miguel me expuso como argumento irrebatible los hechos de la antigua Escuela, es decir, cómo los supremáticos que la gran mayoría no manejaba las mediumnidades; sí las utilizaron para su uso y supremacía personal; ellos que no la poseían querían someter a los que sí la tenían a su arbitrio, queriendo someter al Universo con la palma de su mano (esto incluso literalmente por algunos sacerdotes de lo antiguo).

Yo comprendo que una Escuela no se hace con caprichos y supremacías banales: que la supremacía de la Escuela de los Mundos se basa en la Razón, en la Igualdad de hermanos, en la Humildad (lección esta que no pocas lágrimas nos ha sacado a más de uno ó una), y en el Amor de hermanos. Pero ¿adónde está el filtro que me permita como hombre sentirme digno de que un hermano que sí posee la mediumnidad me dé la oportunidad de seguir su consejo, y no extraviarme? El libre albedrío es indiscutido; uno puede acatar o no, lo que se dice del espacio; pero ¿cómo puedo yo comprobarlo si no puedo verlo, oírlo o degustarlo? ¿Cómo puedo generar conocimiento a partir de ello?

Me da la sensación de que siempre que discuto estos temas con Canzio, siempre terminamos en la nada; él no puede pasarme sus mediumnidades, y yo no cedo en mi persistencia (que podría tocar la necedad a veces) de que no se puede interponer un médium entre este saco de experiencias y reacciones bioquímicas, y energía almacenada que lleva la etiqueta de "yo"; y aquello que me llama dentro mío a elevarme. En definitiva: Si el Sol sale para justos e injustos, ¿porqué debe haber un intermedio?.

No soy ningún tonto; yo trabajo, estudio, me canso, y descanso como cualquier otro hermano o hermana que pueda llegar a leer esto. Todos los días me toca ver en la vida de relación que llevo con el mundo toda esa selva de existencias, casi debo decir, de deudas, que combaten cualquier rayo de luz que pueda segarles los ojos con el brillo de la Verdad, que uno a fuerza de grandes dolores y lágrimas atisba a comprender. La realidad a veces puede ser muy cruda, y difícil, y llena de luchas que parecen jamás ganarse. Pero ahora yo pregunto: ¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos con eso nomás? ¿En eso se basa toda nuestra existencia?. Creo firmemente que la Escuela que viene de los mundos nos quita esa creencia de que venimos a este mundo solamente a padecer frustraciones. El ser humano tiene que elevarse de sí mismo; y proyectarse siempre más allá, como recuerdo algún Maestro dijo en una comunicación. Quién no pueda levantarse y ser libre por la fuerza, ha de serlo por la Razón, y quién no pueda por la fuerza de su voluntad, ha de serlo por la fuerza de sus lágrimas. Pero el Progreso es inevitable.

Para terminar, a modo de anécdota les cuento que Miguel me comprende, más de una vez me dijo que a veces en una existencia se puede venir sin la mediumnidad, y con la curiosidad por aprender de ella, para luego en la próxima traerla para desarrollarla. Y a esto le digo: “Me estoy ahogando, y para lo único que servís es para describirme el agua” (jajajjajajjaja). Pero bueno, quería darles pie para introducir un tema para reflexionar, no tiene porqué ser este; puede ser cualquier otro.
Vuestro hermano...
Iván David.