Mandatos de la conciencia para el hombre libre - Moisés

A partir de la nueva órbita determinada por la Justicia de los mundos no se admite la contemplación y el sacerdocio como excusa. Para dividir las aguas de lo antiguo conocido: lo de lo antiguo son lo antiguo, lo nuevo es lo nuevo. Los hermanos que estén en la contemplación y el sacerdocio traído para corregir de otros siglos van a las gradas a hacerlo. La Justicia da el tiempo requerido a cada hermano que el espíritu sabe y maneja.



Primero: Honrarás la justicia y el progreso, pues ellos son tu madre y tu padre. Desecharás la contemplación y el sacerdocio pues son la madre de todos los vicios.

Segundo: No harás ostentación de riqueza de conocimientos no poseídos pues lo hacen los idólatras para condenarse a los mundos. (La satisfacción de la egolatría y la no admisión del error condujo a esa escuela al abismo, por eso es quitada.)

Tercero: No despreciarás a tu hermano por considerarlo inferior desde tu soberbia pues te condenarás por ello al abismo de tus pasiones.

Cuarto: Serás por ti mismo el ejemplo pues tu grandeza será la virtud alcanzada por tu esfuerzo en la verdad que te hará libre.

Quinto: No adorarás ídolos de barro y piedra en la conciencia pues edificaréis con ellos templos que observarán la convicción de tu supremacía en la soberbia como lo hacen los idólatras de lo antiguo condenado.

Sexto: Tendrás por altar la conciencia que será virtud y verás el conocimiento de los mundos que tú hagas de acuerdo a tu progreso. No como los idólatras que sus sotanas los condenan a sus templos de piedras construidos para engrandecerse.

Séptimo: Serás solidario con los mundos de progreso que están en el espacio. Aborrecerás la soberbia de los instintos bajos, pues os condenaréis por ellos como los soberbios.

Octavo: En tu humildad y comprensión de ti mismo comprenderás tus limitaciones de hombre encarnado, y allí residirá la fuerza de tu progreso que te elevará más allá de ti mismo, y en definitiva, serás un hombre. La humildad te elevará a tu propia comprensión para abandonar las creencias. No como los idólatras que adoran el Dragón Cristo y se condenan en sus templos de paredes bien construidas con columnas de soberbia y bases de arena.

Noveno: No codiciarás los bienes de tu hermano pues esto conduce al mundo a la crueldad por la supremacía.

Décimo: Serás grande por tu esfuerzo en la verdad y la justicia. El mayor bien es el conocimiento de uno mismo que como consecuencia de la libertad, en definitiva, te libera de tus ataduras creadas en los prejuicios a los que el mundo se ata para escaparse de sí mismo, y serás libre en todos los lugares.

Moisés os saludo.
13 de Noviembre de 2011.